(esp) Documental: La ‘sokamuturra’ de Azpeitia

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(Resumen del documental. Castellano) En el año 2011 la asociación Zezen Beltz estrenó un documental en euskara sobre el toro ensogado de Azpeitia, de 75 minutos de duración: ‘La cuerda no se ha roto’ (‘Soka ez da eten’). Tuvo una gran acogida. Ahora -2013- ha realizado un resumen del citado documental en catalán, en castellano, en inglés y en francés, cada uno de un cuarto de hora de duración. Documental en euskara (75′).

Historia

El pueblo de Azpeitia está situado en el centro de la provincia de Gipuzkoa, en el País Vasco, tiene una población de 14.000 habitantes, y posee desde hace muchísimo tiempo afición al toro.

La noticia más antigua que se ha encontrado en el Archivo Municipal de Azpeitia sobre el toro es de hace casi-casi 500 años; exactamente, de 1518. Los reyes de Castilla hicieron una visita a Gipuzkoa y, para celebrar el acontecimiento, le alquilaron un toro al señor Pedro Ruiz de Agirre, pagándole cinco ducados. Fueron los azpeitiarras los que jugaron con el toro.

Hay más datos de que hubo toros en las calles de Azpeitia hace cinco siglos; los hubo en 1522, en 1533…

Probablemente serían vaquillas, bueyes o toros de media casta los que formasen parte del ganado. En muchas ocasiones, además, serían del mismo pueblo. Los archivos de aquella época dejan claro que en Azpeitia casi siempre jugaban con los toros en zonas cerradas con vallas.

Pero una decisión tomada en el año 1567 por las autoridades del municipio indica que hubo un cambio especial: comenzó la historia del toro ensogado.

Así, en Azpeitia no serían lo mismo las fiestas de San Sebastian o los carnavales sin esa modalidad.

Por lo tanto, el toro ensogado —sokamuturra, en euskera—,  tiene fuertes raíces en Azpeitia. La gente no lo quiere perder. He aquí cuatro pruebas:

– Durante la Guerra Civil de 1936-1939 lo prohibieron, pero el pueblo lo recuperó enseguida.

– En 1971 el ayuntamiento anunció que quitaría la sokamuturra del martes de carnaval, y la gente fue hasta la misma casa del teniente alcalde a ‘pedir su cabeza’.

– En el año 2008, cuando el Gobierno Vasco quiso endurecer la normativa de seguridad, hubo una protesta numerosa en Azpeitia.

– Ni cuando ha habido nevadas importantes se ha suspendido el toro de cuerda. Las imágenes son de 1996, de la mañana del martes de carnaval. Menudo ambiente hubo durante el pasacalle previo al acto.

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El trabajo que hay detrás

Los ganaderos

El toro ensogado tiene lugar, sobre todo, en las fiestas de San Sebastian y en los carnavales, durante muchas horas. El día de San Sebastian, el 20 de enero, por ejemplo, el toro permanece en la calle a lo largo de cuatro horas. En los carnavales, de las 72 horas de fiesta, hay sokamuturra durante 14; a la mañana, al mediodía, a la tarde y al anochecer.

El toro embolado y atado, además de prolongarse durante varias horas, recorre distintas plaza y calles del centro de Azpeitia.

Detrás de la sokamuturra hay una gran labor. Hay un sacrificio de los ganaderos y de los chicos de cuerda —los sokamutilak—, para que todo salga bien y la tradición siga su curso.

Los ganaderos dicen que antes, en otra época, se podía vivir del ganado. Ahora no. A pesar de todo, siguen yendo a Azpeitia y a otros lugares.

Fernando Zubiaurre (ganadería Gorixo, Mutriku, Gipuzkoa): “El gasto es grande. Con esto sólo no puedes vivir, tienes que trabajar en algo más, pero ocurre que tenemos afición al toro”.

Andoni Mugerza (ganadería Arno, Mutriku): “Si tienes ganado, hay que trabajar durante todo el año, tienes que atender al ganado siempre; no puedes fallar”.

Lourdes Udabe (ganadería Albizu, Mutriku): “El horario no es muy sacrificado. Todo lo demas, sí”.

Los chicos de cuerda

El toro ensogado también necesita el trabajo de los chicos de cuerda, de los sokamutilak. Ellos también hacen un sacrificio.

Luis Angel Etxeberria (ex-chico de cuerda): “Yo he tenido que dejar bastantes actos festivos. Fisicamente, ser sokamutila es bastante duro; es un ejercicio explosivo y te cansas mucho”.

Para salir de chico de cuerda se necesita afición y espíritu de sacrificio, tal como lo afirma el sokamutil Mikel Odriozola.

Hubo una época en el que salieron tirando de la cuerda los policías municipales. En el año 1887 los guardias hicieron acto de desobediencia, y tuvieron que pagar una multa de cinco pesetas. En 1899 dos jóvenes de Azpeitia cortaron la cuerda, el ayuntamiento los denunció y tuvieron un juicio.

Después de que renunciaran los agentes municipales, la tarea de llevar la soga recayó en los trabajadores del matadero del pueblo. Los chicos de cuerda, los sokamutilak, comenzaron su ciclo en 1925; la foto es de aquel año.

Los llamados sokamutilak han tenido multitud de anécdotas. He aquí una: uno de ellos decidió retirarse después de 16 años realizando esa labor, y, en su último día, a falta de cinco minutos para terminar el toro ensogado, tuvo una cogida y pasó nueve días en el hospital.

El más duro, el de Azpeitia

Según los datos, en el País Vasco hay más de mil actos de toro ensogado o parecidos al año. Son muchos. Y los ganaderos lo tienen claro: la plaza más dura es la de Azpeitia.

¿Por qué? Hay varios factores:

Primero: En una tarde, durante tres horas y media, recorren las calles unos seis toros, media hora cada uno. En otros pueblos la media es de un cuarto de hora, y el tiempo que dura el acontecimiento es más breve.

Segundo: En Azpeitia el número de aficionados es muy amplio, y eso también afecta al ganado.

Tercero: La cuerda pesa mucho. Un día de lluvia pesó 92 kilos. El toro tiene que llevarlo calle arriba, calle abajo.

Cuarto: La soga se ata a una argolla en una pared. Cuando la cuerda llega al tope, el toro, si va a una velocidad considerable, tiene el riesgo de llevarse un buen golpe —los chicos de la cuerda intentan impedirlo—.

Por consiguiente, los ganaderos llegan a la conclusión que los toros que salen en las calles de Azpeitia tienen que ser grandes y mejor si tienen experiencia. En cuanto al peso, el tope legal está en 350 kilos.

La cuerda

La cuerda es una de las características más reseñables que tiene la sokamuturra de Azpeitia. La preparan los mismos chicos de cuerda.

Su tarea no es elaborar la soga, sino unir las dos cuerdas que reciben, fusionarlas y dejarlo listo para el acto. Al final, la cuerda tiene una longitud de 55 metros.

La cuerda la traen desde una tienda de San Sebastian. Pero allí la reciben desde España, desde Murcia. Y en Murcia desde Mozambique, Madagascar o Filipinas. Suele ser una cuerda de cáñamo.

Gracias a las medidas que se toman —desde el año 2002 en cada acto la cuerda es nueva—, es un material seguro. La última vez que se rompió fue en 2002. En 1990 también se partió; la foto es de aquel momento.

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Alrededor de la ‘sokamuturra’

Si se tiene en cuenta que desde 1518 ha habido toros en Azpeitia, es inimaginable la cantidad de toros que han estado en sus calles de manera libre o con cuerda.

Quizás, el más mítico de todos haya sido uno: Botijo. Es este mismo. Son imágenes de 1976. Por primera vez lo trajeron en 1971, y estuvo en Azpeitia durante 13 años seguidos. Según decían, Botijo ya se sabía donde se encontraban los chicos de la cuerda, se sabía todos los rincones de las calles, no se golpeaba nunca en los topes…

La salida de la sokamuturra desde la cuadra del Etxe Zuri también era especial. El acto partió desde allí durante bastantes años. Desde 1980 el primer toro sale desde un camión, en la calle Mayor.

Los toros los llevan a Azpeitia el mismo día de la sokamuturra, en un camión. En estas imágenes aparecen cargando el ganado en la ganadería de Arno, en Mutriku. Desde allí hay unos 25 kilómetros hasta Azpeitia.

Ha habido cantidad de momentos especiales. Ya se ocupan los fotógrafos amateurs de inmortalizarlos. Desde 1980 se celebra un concurso fotográfico sobre la sokamuturra. El ganador de la primera edición fue Luis Rey, con esta instantánea, llamada Cuerda de cáñamo.

Con el objetivo de dar más apoyo social a la sokamuturra y organizar más actos aparte del toro ensogado, los chicos de cuerda, algunos aficionados y los ganaderos crearon en 2008 una asociación, llamada Zezen Beltz (Toro Negro).

Suelen organizar, entre otras actividades, el encierro para lo niños, ponys, el fin de semana de la asociación, la sokamuturra en las fiestas de algunos barrios, la competición de los recortadores…

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La cuerda no se ha roto

La sokamuturra de Azpeitia tiene una larga historia. Entre estas dos fotografías hay un intervalo de 75 años, pero las características son las mismas: el lugar, el toro, la cuerda, la gente… Es solo una muestra de estos últimos 500 años.

La cuerda no se ha roto.

Director: Enekoitz Esnaola
Realizadora: Lara Madinabeitia
Productora: asociación Zezen Beltz

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